Los analistas políticos del país a veces intentamos desenredar situaciones y eventos para que, a través del análisis, podamos descifrar un probable desenlace. Pero, en otras ocasiones, como ha ocurrido en las últimas semanas, hay situaciones que son tan claras, que están a la vista de todos, que los probables desenlaces se convierten en obviedades.
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Obviedad 1: El secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, no podrá ser el negociador de la reforma energética ni con el Congreso ni con la clase política.
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Obviedad 2: La izquierda mexicana no asumirá la Presidencia en 2012. Aunque esta obviedad es un pronóstico muy a futuro, tiene sentido después de observar el proceso y la falta de resultados de la contienda interna del PRD para elegir a su presidente
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Obviedad 3: Hugo Sánchez se tiene que ir. ¿A dónde? No importa. Lo importante es correr a Hugo Sánchez. En este país nadie renuncia por dignidad. Pregúntenle al góber precioso de Puebla o al gobernador de Oaxaca. Es obvio que éstos han de estar cuestionando la decisión del ex gobernador de Nueva York, Eliot Spitzer, de haber renunciado por un lío de faldas con una prostituta.
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